en qué creemos

"Lo que viene a nuestra mente cuando pensamos en Dios es la cosa más importante acerca nosotros." - A.W. Tozer

Creencias fundamentales

Creemos que las Cinco Solas son los principios esenciales del cristianismo. Éstas afirman que la Escritura solamente es nuestra máxima autoridad, y que la salvación es en Cristo solamente, por gracia solamente, a través de la fe solamente, para la gloria de Dios solamente.
1. Sola Scriptura — La Escritura solamente
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y por consiguiente es nuestra máxima autoridad. Cada tema abordado en la Escritura debe ser tomado como la palabra definitiva/final sobre ese tema. Cualquier cosa que aprendemos de otras fuentes debe ser cotejado y medido con la Escritura, y si contradice o no está en ninguna manera alineado con la Escritura, entonces debemos rechazarlo. (2 Timoteo 3:16)
2. Solus Christus — Cristo solamente
Cristo Jesús es el único medio de salvación, el único mediador entre Dios y el hombre, y la única revelación humana de Dios. (Juan 14:6; Colosenses 1:15; 1 Timoteo 2:5)
3. Sola Gratia — Gracia solamente
Somos salvados de nuestros pecados y de la condenación eterna, solamente por la gracia inmerecida de Dios, lo cual no está fundamentado en ninguna de nuestras obras. La gracia es el favor completamente inmerecido de Dios que Él nos concede. Motivada enteramente por Su propio carácter, la gracia de Dios es Su intención bondadosa y acción misericordiosa hacia aquellos a los que Él escoge tenerle gracia. Por ende, somos salvados de Su juicio justo por Su favor inmerecido, y nada de lo que hagamos o hayamos hecho puede motivar a que Dios tenga gracia hacia nosotros. (Efesios 2:8)
4. Sola Fide — Fe solamente
Nosotros somos salvados de nuestros pecados por fe solamente en Cristo solamente, no por fe más algo que hagamos, ya sea bautismo, membresía de iglesia, buenas obras, o cualquier otra cosa. Dios es el correcto objeto de fe. (Romanos 5:1)
5. Soli Deo Gloria — Gloria a Dios solamente
Dios es el único digno de recibir gloria. Solo Él es el Autor y Finalizador de nuestra salvación. Debemos vivir para Él, y dar toda gloria a Él solamente. (1 Corintios 10:31)

Declaración doctrinal

Los siguientes aspectos no abarcan el alcance completo de nuestra fe. La Biblia por sí sola es la fuente única y final de todo lo que creemos y ensañamos.
Las Santas Escrituras
Creemos que las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento comprenden la Palabra de Dios verbal, plenaria e inspirada. Las Escrituras son inerrantes, infalibles, e inspiradas por Dios, y son, por consiguiente, la autoridad final para fe y vida. Los sesenta y seis libros del Antiguo y Nuevo Testamentos son la revelación completa y divina de Dios al hombre. Las Escrituras deben ser interpretadas de acuerdo con su significado histórico-gramatical normal, y todas las cuestiones de interpretación y significado deben ser determinadas por el pastor senior con consejo por parte de los ancianos y diáconos (de aquí en adelante conocidos como el equipo de liderazgo). (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21)
Dispensacionalismo
Creemos que las Escrituras, interpretadas en su sentido literal y natural, revelan dispensaciones o reglas de vida divinamente determinadas que definen las responsabilidades del hombre en épocas sucesivas. Estas dispensaciones no son medios para la salvación, sino que son administraciones divinamente ordenadas por las cuales Dios dirige al hombre de acuerdo con Su propósito. Tres de estas dispensaciones – la ley, la iglesia y el reino – son los objetos de revelación detallada en la Escritura. (Génesis 1:28; 1 Corintios 9:17; 2 Corintios 3:9-18; Gálatas 3:13-25; Efesios 1:10; 3:2-10; Colosenses 1:24-25, 27; Apocalipsis 20:2-10)
La Trinidad
Creemos en un único Dios trino, eternamente existiendo en tres personas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo; cada uno co-eterno en ser, co-idéntico en naturaleza, co-igual en poder y gloria, y teniendo los mismos atributos y perfecciones. (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19; Juan 14:10, 26; 2 Corintios 13:14)
El Padre, el primer miembro de la Trinidad
  1. Creemos que Dios Padre, la primera Persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas de acuerdo con Su propósito y gracia.  Por consiguiente, Él es el Creador de todas las cosas.  Él es el único Gobernante absoluto y omnipotente en el universo, soberano en la creación, providencia, y redención. (Génesis 1:1-31; Salmo 103:19; 145:8-9; 1 Corintios 8:6; Romanos 11:36; Efesios 3:9)
  2. Creemos que Su paternidad involucra tanto Su designación en el marco de la Trinidad, como Su relación con el ser humano.  Como Creador, Él es Padre de todo hombre, pero Él es Padre espiritual solo de los creyentes. (Romanos 8:14; 2 Corintios 6:18; Efesios 4:6)
  3. Creemos que Él ha decretado, para Su propia gloria, todas las cosas que suceden.  Por lo tanto, Él continuamente sostiene, dirige, y gobierna a todas las criaturas y a todos los acontecimientos.  En Su soberanía, Él no es el autor del pecado, ni lo aprueba, ni tampoco reduce la responsabilidad de criaturas morales e inteligentes. (1 Crónicas 29:11; Habacuc 1:13; Juan 8:38-47; Efesios 1:11; 1 Pedro 1:17)
  4. Creemos que Él, en Su gracia, ha escogido, desde la eternidad pasada, a aquellos a quienes Él tendría como Suyos; Él salva del pecado a todos aquellos que vienen a Él por medio de Jesucristo; Él adopta como Suyos a todos aquellos que vienen a Él; y Él se convierte, al adoptarlos, en Padre de los Suyos. (Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5; Efesios 1:4-6; Hebreos 12:5-9)
Cristo, el segundo miembro de la Trinidad
  1. Creemos que el Señor Jesucristo, el eterno Hijo de Dios, se volvió hombre, sin dejar de ser Dios, habiendo sido concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María, para Él poder revelar a Dios, y redimir a hombres pecadores. (Isaías 7:14; 9:6; Lucas 1:35; Juan 1:1-2, 14; 2 Corintios 5:19-21; Gálatas 4:4-5; Filipenses 2:5-8)
  2. Creemos que el Señor Jesucristo logró nuestra redención a través de Su muerte en la cruz como un sacrificio representativo, vicario, y sustitucional, y que nuestra justificación es hecha segura por Su resurrección física y literal de los muertos. (Hechos 2:18-36; Romanos 3:24-25; Efesios 1:7; 1 Pedro 2:24; 1 Pedro 1:3-5)
  3. Creemos que el Señor Jesucristo ascendió al Cielo y está ahora exaltado a la diestra de Dios, donde, como nuestro Sumo Sacerdote, Él cumple el ministerio de Representante, Intercesor, y Abogado.  (Hechos 1:9-10; Romanos 8:34; Hebreos 9:24; 7:25; 1 Juan 2:1-2)
Espíritu Santo, el tercer miembro de la Trinidad
  1. Creemos que el Espíritu Santo convence al mundo de pecado, de justicia, y de juicio; y que Él es el Agente Sobrenatural en regeneración, bautizando a todos los creyentes en el cuerpo de Cristo, habitando en ellos y sellándolos hasta el día de la redención. (Juan 16:8-11; Romanos 8:9; 1 Corintios 12:12-14; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13-14)
  2. Creemos que el Espíritu es el Maestro divino quien asiste a los creyentes para que entiendan y adopten las Escrituras, y que es el privilegio y deber de todos los salvados, de ser llenos del Espíritu. (Efesios 1:17-18; 5:18; 1 Juan 2:20, 27)
  3. Creemos que Dios es soberano en el otorgamiento de dones espirituales a todo creyente.  Dios utiliza de manera única, a evangelistas, pastores, y maestros, a fin de capacitar a creyentes en la iglesia para la obra del ministerio. (Romanos 12:3-8; 1 Corintios 12:4-11, 28; Efesios 4:7-12)
  4. Creemos que los dones de señales del Espíritu Santo, como el don de hablar en lenguas y el don de sanación, fueron temporales.  Hablar en lenguas nunca fue la señal común o necesaria del bautismo del Espíritu Santo, o de estar llenos del Espíritu Santo.  La liberación definitiva del cuerpo con respecto a enfermedades o muerte, no ocurrirá sino hasta la consumación de nuestra salvación en la resurrección; aun cuando Dios frecuentemente escoge responder a las oraciones de los creyentes que piden sanación física.  (1 Corintios 1:22; 13:8; 14:21-22)
La depravación total del hombre
Creemos que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, pero que por el pecado de Adán la raza humana cayó, heredó una naturaleza pecaminosa, y se apartó de Dios.  El hombre está totalmente depravado y, por sí solo, es completamente incapaz de remediar su condición perdida. (Génesis 1:26-27; Romanos 3:22-23; 5:12; 6:23; Efesios 2:1-3; 4:17-19)
Elección
Creemos que la elección es el acto de Dios mediante el cual, antes de la fundación del mundo, Él escogió en Cristo a aquellos a quienes Él, en Su gracia, regenera, salva, y santifica.  Creemos que la elección soberana no contradice ni niega la responsabilidad del hombre de arrepentirse y confiar en Cristo como Salvador y Señor.
Salvación
Creemos que la salvación es el regalo de Dios dado al hombre por gracia, y recibido por fe personal en el Señor Jesucristo, cuya sangre preciosa fue derramada en el Calvario para el perdón de nuestros pecados.  Creemos que todos los pecados, excepto la blasfemia contra el Espíritu Santo, son perdonables. (Mateo 12:31-32; Juan 1:12; Efesios 1:7; 2:8-10; 1 Pedro 1:18-19)
La eterna certeza y seguridad de los creyentes
  1. Creemos que una vez que una persona es salvada, es guardada por el poder de Dios, y permanece segura en Cristo para siempre. (Juan 6:37-40; 10:27-30; Romanos 8:1, 38-39; 1 Corintios 1:4-8; 1 Pedro 1:4-5)
  2. Creemos que es el privilegio de creyentes el regocijarse en la certeza de su salvación por medio del testimonio de la Palabra de Dios, la cual, sin embargo, claramente prohíbe el uso de la libertad cristiana como una ocasión para la carne. (Romanos 13:13-14; Gálatas 5:13; Tito 2:11-15)
La Iglesia
  1. Creemos que la iglesia local, que es el cuerpo y la novia desposada de Cristo, está compuesta solamente por creyentes nacidos de nuevo. (Juan 3:3-5; 1 Corintios 12:12-14; 2 Corintios 11:2; Efesios 1:22-23; 5:25-27)
  2. Creemos que el establecimiento y la continuidad de las iglesias locales está claramente enseñado y definido en el Nuevo Testamento. (Hechos 14:27; 20:17, 28-32; 1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-11)
  3. Creemos en la autonomía de la iglesia local, libre de cualquier autoridad o controles externos, y que cualesquiera afiliaciones, sociedades, organizaciones, asociaciones, o agencias con las cuales se afilia esta iglesia para impulsar los objetivos estipulados en la Declaración de Propósito, no son autoritativas en asuntos de práctica de iglesia o creencia. (Hechos 13:1-4; 15:19-31; 20:28; Romanos 16:1, 4; 1 Corintios 3:9, 16; 5:4-7, 13; 1 Pedro 5:1-4)
  4. Reconocemos al bautismo en agua por inmersión y a la Cena del Señor, como las ordenanzas bíblicas de obediencia para la iglesia en esta época. (Mateo 28:19-20; Hechos 2:41-42; 8:36-38; 1 Corintios 11:23-26)
Separación
Creemos que los creyentes deben mantener un testimonio piadoso y vivir de tal manera que sus vidas no traigan reproche a su Salvador.  Dios manda a los Suyos a separarse de toda apostasía religiosa, de todo placer, práctica y asociación mundanas y pecaminosas, y de abstenerse de toda apariencia no modesta e inmoderada.  Estamos en contra de toda filosofía mundana que busca destruir o socavar la verdad del cristianismo bíblico. (Levítico 19:28; Romanos 12:1-2; 14:13; 1 Corintios 6:19-2; 2 Corintios 6:14-7:1; 2 Timoteo 3:1-5; 1 Juan 2:15-17; 2 Juan 9-11)
La segunda venida de Cristo
Creemos en esa esperanza bendecida: el retorno personal e inminente de Cristo, quien arrebatará a Su iglesia antes del período de siete años de la Tribulación.  Al final de la Tribulación, Cristo regresará, en forma personal y visible, con Sus santos para establecer Su Reino Mesiánico terrenal, el cual fue prometido a la nación de Israel, y Él reinará por mil años. (Salmos 89:3-4; Daniel 2:31-45; Zacarías 14:4-11; 1 Tesalonicenses 1:10; 4:13-18; Tito 2:13; Apocalipsis 3:10; 19:11-16; 20:1-6)
El estado eterno
  1. Creemos en la resurrección corporal de todos los hombres; los que son salvos a vida eterna, y los que no son salvos a juicio y castigo perpetuo. (Mateo 25:46; Juan 5:28-29; 11:25-26; Apocalipsis 20:5-6, 12-13)
  2. Creemos que las almas de los redimidos, al momento de la muerte, están ausentes del cuerpo y presentes con el Señor, donde en dicha consciente esperan la primera resurrección, cuando espíritu, alma y cuerpo sean reunificados para ser glorificados eternamente con el Señor. (Lucas 23:43; 2 Corintios 5:8; Filipenses 1:23; 3:21; 1 Tesalonicenses 4:16-17; Apocalipsis 20:4-6)
  3. Creemos que el alma de los no creyentes permanece, después de la muerte, en castigo y tormento consciente hasta la segunda resurrección, cuando con alma y cuerpo reunificados, aparecerán en el Juicio del Gran Trono Blanco y serán lanzados al Lago de Fuego, no para ser aniquilados, sino para sufrir castigo y tormento eterno, de manera consciente. (Mateo 25:41-46; Mark 9:43-48; Lucas 16:19-26; 2 Tesalonicenses 1:7-9; Judas 6-7; Apocalipsis 20:11-15)
La personalidad de Satanás
Creemos que Satanás es un ángel caído, el autor del pecado, y el camino a través del cual la raza humana cayó en pecado; que él es el enemigo abierto y declarado de Dios y del hombre; y que él será eternamente castigado en el Lago de Fuego. (Job 1:6-7; Isaías 14:12-17; Mateo 4:2-11; 25:41; Apocalipsis 20:10)
Creación
Creemos que la narrativa de la creación en Génesis no es ni alegoría ni mito, sino una narrativa literal e histórica de la creación del universo por parte de Dios, en, literalmente, seis días de 24 horas.  Rechazamos la teoría de la evolución, la Teoría de la Brecha, la Teoría Día-Era, y la Evolución Teísta, las cuales consideramos como teorías no bíblicas sobre el origen. (Génesis 1-2; Éxodo 20:11)
Gobierno civil
Creemos que Dios ha designado y creado toda autoridad, que consiste en tres instituciones básicas: 1) el hogar, 2) la iglesia, y 3) el estado.  Toda persona está sujeta a estas autoridades, pero todos (incluyendo las autoridades mismas) son responsables ante Dios, y son gobernados por Su Palabra.  Dios ha dado a cada institución responsabilidades bíblicas específicas, y ha balanceado esas responsabilidades con el entendimiento de que ninguna institución tiene el derecho de infringir en la otra.  El hogar, la iglesia, y el estado son iguales y soberanos en sus respectivas esferas de responsabilidad bajo Dios, bíblicamente asignadas.  Creemos que debemos obedecer al estado, a menos que eso requiera que actuemos contrario a nuestra fe, en cuyo caso debemos obedecer a Dios en vez que al estado. (Mateo 22:15-22; Hechos 5:29; Romanos 13:1-7; Efesios 5:22-24; Tito 3:1-2; Hebreos 13:17; 1 Pedro. 2:13-14)
Relaciones familiares
  1. Creemos que los hombres y mujeres son espiritualmente iguales en posición ante Dios, pero que Dios ha designado funciones espirituales distintas y separadas para hombres y mujeres en el hogar y en la iglesia.  El marido ha de ser el líder del hogar, y los hombres han de ser los líderes (pastores, ancianos, y diáconos) de la iglesia.  De acuerdo con ello, solo los hombres son elegibles para ordenación ministerial por la iglesia. (Gálatas 3:28; Colosenses 3:18; 1 Timoteo 2:8-15; 3:4-5, 12)
  2. Creemos que Dios ha designado a la familia como la institución fundamental de la sociedad humana.  El marido ha de amar a su esposa como Cristo ama a la iglesia.  La esposa ha de someterse a su marido como la iglesia se somete a la cabeza que es Cristo.  Los hijos son una herencia del Señor.  Los padres son responsables de enseñar a sus hijos valores espirituales y morales a través de un consistente ejemplo de estilo de vida, y a través de disciplina apropiada, que incluya corrección corporal bíblica. (Génesis 1:26-28; Éxodo 20:12; Deuteronomio 6:4-9; Salmos 127:3-5; Proverbios 19:18; 22:15; 23:13-14; Marcos 10:6-12; 1 Corintios 7:1-16; Efesios 5:21-33; 6:1-4; Colosenses 3:18-21; Hebreos 13:4; 1 Pedro 3:1-7)

Amor
Creemos que debemos mostrar amor por otros, no solamente hacia otros creyentes, sino también hacia aquellos que no son creyentes, aquellos que se oponen a nosotros, y aquellos quienes se involucran en acciones pecaminosas.  Debemos tratar a aquellos que se oponen a nosotros con gracia, cuidado, paciencia, y humildad.  Dios prohíbe el incitar conflicto, el tomar venganza, o la amenaza o uso de violencia como manera de resolver un conflicto personal u obtener justicia personal.  A pesar de que Dios nos manda que aborrezcamos las acciones pecaminosas, debemos amar y orar por cualquier persona que se involucra en tales acciones pecaminosas. (Levítico 19:18; Mateo 5:44-48; Lucas 6:31; Juan 13:34-35; Romanos 12:9-10; 17-21; 13:8-10; Filipenses 2:2-4; 2 Timoteo 2:24-26; Tito 3:2; 1 Juan 3:17-18)
Demandas entre creyentes
Creemos que a los cristianos se les prohíbe presentar demandas civiles en contra de otros cristianos o de la iglesia para resolver disputas personales.  Creemos que la iglesia posee todos los recursos necesarios para resolver disputas personales entre miembros.  Sin embargo, sí creemos que un cristiano puede buscar compensación por lesiones de la compañía de seguros de otro cristiano, siempre y cuando el reclamo es hecho sin malicia o calumnia. (Mateo 18:15-17; 1 Corintios 6:1-8; Efesios 4:31-32)
Misiones
Creemos que Dios le ha dado a la iglesia una gran comisión de proclamar el Evangelio a todas las naciones para que pueda haber una gran multitud de toda nación, tribu, grupo étnico, y grupo lingüístico, que crea en el Señor Jesucristo.  Como embajadores de Cristo, es nuestra tarea difundir el Evangelio a nuestra comunidad y al mundo en general, y no esperar a que ellos vengan a nosotros. (Mateo 28:19-20; Mark 16:15; Lucas 24:46-48; Juan 20:21; Hechos 1:9; 2 Corintios 5:20)
Ofrendas
Creemos que todo cristiano, como mayordomo de esa porción de la riqueza de Dios que le fue encomendada, está obligado a apoyar financieramente a su iglesia local.  Creemos que todo cristiano debe ofrendar con sacrificio y alegremente para el apoyo de la iglesia, el alivio de aquellos en necesidad, y la difusión del Evangelio.  Creemos que un cristiano renuncia a todos los derechos de dirigir el uso de su ofrenda una vez que se haya realizado, y no tiene derecho a ser reembolsado de su ofrenda si él/ella se va de la iglesia.  (Génesis 14:20; Proverbios 3:9-10; Hechos 4:34-37; 1 Corintios 16:2; 2 Corintios 9:6-7; Gálatas 6:6; Efesios 4:28; 1 Timoteo 5:17-18; 1 Juan 3:17)

Convicciones sobre predicación

La conversión a Cristo nunca debe atribuirse a una “decisión humana” por Cristo.  Es una obra sobrenatural de Dios que transforma a un pecador y lo convierte en santo, creando una nueva criatura en Cristo.  Una verdadera conversión a Cristo no ocurre a través de llamados o invitaciones al frente.  Más aún, el bautismo en agua, que debería venir después de la profesión de fe en Cristo de una persona, no salva.  Es más, la verdadera predicación del Evangelio no llama a las personas a repetir una oración o a pedirle a Jesús que “entre en sus corazones”.  Mas bien, expone la obra salvadora de Cristo, y suplica a las personas a que crean y confíen en la persona de Jesucristo, inclinándose ante Él como Señor.  A aquellos que profesan a Cristo se les advierte de demostrar la validez de su llamado y elección, dando frutos como evidencia de verdadera conversión.
La manera principal a través de la cual Dios trae a incrédulos a la salvación en Cristo es a través de la predicación bíblica.  El reino de Dios no se está formando a través de tácticas de hombre para hacer crecer iglesias, música de entretenimiento, o retórica hábil.  El pueblo de Dios reconoce a Cristo como su Salvador a través de la predicación de la Biblia.  Acompañada de oración diligente, la predicación es el medio a través del cual Dios trae a Sus elegidos hacia Su Hijo Jesucristo para salvación.
Predicar la Palabra de Dios debe ser hecho en forma expositiva (versículo por versículo, párrafo por párrafo, capítulo por capítulo, libro por libro).  Si el pueblo de Dios es destruido por falta de conocimiento (Oseas 4:6), entonces predicar el conocimiento de Cristo es ciertamente el medio para salvarlo.  Aun cuando a los predicadores que comparten sus experiencias, que utilizan estrategias emocionales para atraer la atención de sus audiencias, o que emocionan a sus audiencias con anécdotas divertidas e ilustraciones floridas, a menudo se les honra al considerar que tienen una gran retórica, esto no es en absoluto lo que los profetas y apóstoles hacían, ni tampoco es lo que Jesús hacía.  Las doctrinas eternas que se encuentran en la Biblia, enseñadas con convicción en su contexto histórico y gramatical, aplicadas a las vidas de hombres a través del poder del Espíritu Santo, es la respuesta a todos los problemas de la humanidad.
 El mensaje de Dios que se predica no debe ser reducido a un pasaje de las Escrituras sacado fuera de contexto.  Tanto cristianos como no-cristianos necesitan una predicación que los confronte con su depravación pecaminosa y hostilidad hacia Dios.  Proclamar la resurrección de Cristo y la esperanza de vida eterna que Él concede, llamar a todos al arrepentimiento y fe, advertir a aquellos que profesan fe en Cristo que demuestren la autenticidad de su llamado y elección a través de su crecimiento en piedad personal y en la práctica que de ahí surge (2 Pedro 1:10), son el catalizador de la buena predicación.
Un buen predicador no es un líder de espectáculos o animador.  Él es un vaso escogido, un pastor, el cual alimenta a las ovejas de Cristo.  La Palabra que él predica tiene el poder de revivir el alma y de someter la voluntad rebelde de un pecador al señorío de Jesucristo.  Encuentros anuales de “avivamiento” es un nombre inapropiado, ya que un verdadero avivamiento es la acción de Dios solamente, no programada ni planeada por un predicador.  Por consiguiente, es la gracia soberana de Dios obrando cuando las personas son movidas a recibir a Cristo, o a volver a dedicarse a Su servicio.  Y se produce a través de la predicación fiel y bíblica.

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